29 nov 2009

Palabras.

Y de que hablamos cuando hablamos. Las palabras se unen en ciencias y perturbaciones que ágilmente nos persiguen. Los sonidos que acompañan ponen en manifiesto el ambiente para lograr aquello que llamamos una situación.
Mi vendetta de palabras esconde tesoros jamás vistos, declarando al silencio como oro puro, satisfaciendo necesidades inexistentes que yacen sobre un montículo guardado por un dragón, bajo llave, colgando de su cuello.
Oh ven a mí, oh ardiente alma que sucumbes en un destino sin sentido que no añade más que pordioserías diurnas. Oh corazón quebrado, oye mi silencio, resplandece junto a mi, se aquel aliado, para que juntos, convirtamos el dolor de la palabra en un don.

Noche comodore'

Afuera el viento no permite ingresar a su santuario. Resplandeciendo, el sol observa y traslada su línea más allá. Yo mentía.
La mente atrapada en el cuerpo, pensamientos neuronales encarcelados, amor desnutrido con aroma a piel vieja. Quemando papeles en pos de calor, rodeados en petróleo fósil sobre una madera recolectada por japoneses, respirando oxigeno de plantas sin nombre que mozos franceses riegan a diario. Fondiue.
Se vuelan los lentes mientras patean mis talones con Depeche Mode al fondo y pava que tiene el sombrero kipá azul del Judío cascarrabias. Mate sinagoga, quema la lengua, me quema.
Boby observa en la penumbra del calor, con luz que apaga sus ansias de ensueño. Se esconde.
Le robo el agua al francés. Hablamos de la estatua de la libertad. Viva la revolución.

28 nov 2009

Casa

Y mientras caminaba por la calle veía cosas que ni en su imaginación había proyectado, luces parpadeaban en ritmos exquisitos, los colores magnificaban su presencia. Casa estaba a eternos senderos, que lucían su desconcierto. El destino preparaba otro camino, uno mas cerca, como ecos, cortos beats.
Inquieto fue el momento en que su nueva realidad apareció, donde un lugar desconocido broto del suelo. La pantalla, su monitor de vivencias, parecía estallar de emoción, de satisfacción, de deseo por ver lo que mas allá aguardaba.
Las calles eran autopistas, de inmenso peligro, donde viajaban miles de cubos tridimensionales a velocidades espasmosas, dibujando en su camino largos trazos de tinta con dibujos de Jean Miro, con sonidos de espectáculo cuan maravilloso!
Pero cuando todo callo, sus lamentos y lagrimas florecieron, como un conjunto de alegrías fusionadas por pequeñas telas lumínicas. Ya nada importaba, solo el momento. Sus venas palpitaban sonidos, sus manos acariciaban el suave y esponjoso césped húmedo. El agua era mucho mas que agua, era vida.
Su respiración bajo, el amanecer creció y empezó a contarle secretos, secretos que solo quedarían entre ellos. Un leve cántico de sirenas lo acompaño en toda su ruta por la playa arenosa, leves murmullos de sombras engañosas creadas por la luna, que no deseaba esconderse, pero muerta estaba.
El sendero ya era una corta recta, el sol resplandecía y no hablaba, sin sombras ni sirenas al rededor.
Vuelto a la realidad. Devuelto a casa. Envuelto en la cama.

Situacion 1: Alcohol.

Bien, entonces. Prefiero recargar el vaso antes de pensar. Es ilegal, es una camara oculta, pero solo un poco no ha de dañar.
“Vieja estupida, no me saques la botella. Es mia y solo mia, tu al geriatrico, yo al limbo. Vieja estupida”.
Nada importa si el malbec reposa sobre la lengua, espera en el vaso, llenando la habitación con aromas a ciruelas y rosas, espermatozoides y humedad.
Por lo tal, empezó el viaje desconocido hacia tres serenatas. Como aquellos mariachis locos que bailan de a nueve, y se compran sombreros grandes para colocar vasos pequeños de mezcal. Masajear mezcal. Pero no son mexicanas, son vivientes, un concepto completamente distinto a la vez que cante covers de Nirvana para una banda de metal evangelista. Y cuando Dios bajo me nombro la cocaína, cortada.
Indico con el dedo, y diferencio el bien del mal, el contramaestre del señor. Otro animal tenía una cadena similar, de colores, con su dueño y la bolsa juntando la mierda, esparcida por el lugar, diarreica, de tal manera que necesito tres bolsas para juntar tanta mierda. Ese, damas y caballeros, es un señor lleno de mierda.

Lluvia borrosa.

Cuando el cielo transformo su color a gris, me vi tentado en cantar alguna canción de amor, sin amor. La inmune señorita que me acompañaba parecía irremediablemente perdida en sus fantasías, mientras caminábamos rumbo al rumbo no determinado.
Nos encontramos con un lugar natural de fresco pasto húmedo, verde fluor, cuidado. Detuvimos la marcha y retire los cócteles de mi mochila. Investigamos con una mirada fugaz los alrededores para no levantar ninguna sospecha, y proseguimos a servir en vuestros vasos de metal. Copas de cristal importado.
Sonrojada en sus labios me miro detenidamente, con ojos perdidos y sangre agitada. Imito mi forma de sentarme, como indio. Simulo tener una pipa, transformada en chaman, haciendo malabares con las palabras descifrando mi futuro como guerrero. La risa contagiosa empezó a invadirnos, rodando sobre nuestras espaldas contemplando el cielo, que no cambiaba su color y amenazaba con llover.
Levantamos campamento, con una botella de ginebra menos, y nos dirigimos al norte, Canadá. Su modo de caminar traspasaba los límites de la formación femenina, de los estragos feministas y desnudos fílmicos. La risa contagiosa seguía su orden, las palabras se formaban a la perfección mientras me unía en su caminar, lento y cuidadoso. Mano a mano. De ciego a ciega.
Desperté con ojos cerrados, olvidando todo. Un sol amenazante me provocaba tos e irritación sentimental. El río pasaba a unos pocos metros de mis pies y una rama extraña, una forma circular ovalada irreconocible cruzaba por mi pecho, finalizando sobre el hombro, agarrada como las algas en el fondo del mar, dejándome atónito, obligando a volver con mis ojos y despertar de esta fantasía, de este iluso sueño.

27 nov 2009

Otra vez.

Me encontraba sentado frente a ella, mientras me rodeaba su larga cabellera rubia, como salida de un cuento infantil Ucraniano. Aun el malbec reposa sobre el paladar, con apenas unos milímetros del fondo, esperando multiplicarse.
Habló sobre sus malos momentos con su esposo y los traumas que éste le había generado durante toda la experiencia. Un mar de lágrimas se alzaba sobre el escenario, y yo solo pensaba en lo hermoso que se verían unos patos de hule flotando, obviando completamente su conversación. Agregando no mas de un “Claro, por supuesto.”
Dentro del horario correcto empezó a respetar mi desesperación por su ausencia, su huida repentina sin notificación. Debía irse. Más bien era el vaso vacío quien le solicitaba desaparecer. Fue interesante verla partir, como muchas otras veces, pero sin quedarme con el olor a fluidos en mis sabanas. Extraño, pero luego de su casamiento las cosas cambiaron, entregas deliberadas sexuales, salvajismo nocturno pirata, borrachera obligatoria. Ya no era lo mismo.
Por lo que preferí tranquilizarme en mi ambientación solitaria, lo normal. Tal vez dejando escapar opciones que garantizarían cambios en los pensamientos; rutinas acomodadas, sillas gastadas y sociedades chismosas. Tal vez. Como siempre.

Breve relato ajedrecista.

El ajedrez es un juego de inteligencia, donde el que mas haya estudiado y jugado será quien tenga mayores posibilidades de ganar. Aperturas, desarrollo, finales, mates (con azúcar, amargos) y poco sexo. Practicas que para un ajedrecista son normales. Cualquier utilización de drogas alteraría el pensamiento logrando que las piezas se transformen en seres animados de Tim Burton, y uno, inconsciente, las arroje contra el piso gritando cosas felices. La partida se daría por finalizada.
Todo es matemático: los movimientos, las piezas, los casilleros, el tiempo, el contrincante. No es necesario saberse la tabla del 9 para jugar ajedrez de todos modos. El tiempo solo corre para quien deba ejecutar la próxima jugada, algunos llegan a pensar 32 posibles desarrollos en los cuales se incluyen mas de 16 piezas en movimiento. Nerds. Yo puedo calcular otras cosas mucho menos importantes. Dragón.
Hubo una vez, en Huinca Renazco, donde una chica de aproximadamente 10 años, no dejaba de mirarme cada vez que terminaba su jugada y golpeaba el reloj con fuerza. No era una mirada cualquiera, era fija, penetrante, como si intentara leer mi pensamiento. La incomodidad lograda por este horrible espécimen femenino (que, sin duda, era HORRIBLE en palabras de Michael Jackson) me hizo dejar de pensar y le preguntarle:
-Te pasa algo?
Y me contesto con un movimiento negativo de cabeza, mirándome, para luego seguir con su tortura.
Una táctica muy común es taparse los ojos con ambas manos, como cuando el sol irrita los ojos. Y sin duda fue la táctica que me llevo al triunfo de ese día. Más tarde una rubia alta me hizo descomponer de tanta hermosura, y no hubo nada que me dejara pensar. Termine perdiendo. Si hubiese conocido la masturbación con anterioridad…
Mi profesor me compro una botella de agua de 2 litros durante mi descompostura, que al volver del viaje intento cobrarle a mi Madre a un precio subversivo de Kiosco 24 horas, como si hubiese sido una botella de Bacardi. Eso fue el final de mi relación con el “Circulo de Ajedrez de Río Cuarto”. Pelado imbécil.-

25 nov 2009

Mi amigo Chef.

Preparamos fideos tagliatelli durante 20 minutos, mientras bebíamos su pócima hecha a base de miel, aquella que los vikingos solían ingerir, sentados en una mesa del siglo XVI.
Implanto dentro de la conversaron la falta de tuco color rojo rubí. Dije que no era molestia, una comida será siempre bienvenida, el resto solo era un suplemento. Insistió.
Se levanto y camino a la punta de la mesa, saco una gillette y volvió a recalcar:
-“Por favor, sírvete cuanto desees” – y corto la vena de su muñeca izquierda. Sin llanto y sin dolor, con un suspiro agobiante, pronuncio:
“Y el de la pared será especial” - disparándose el cerebro con una Glock, decorando la pared de rojo fuego, rojo Ferrari, con pedazos de seso esparcidos.
Debería haber aclarado, desde un principio, que el tuco era algo que no agradaba a mi paladar. En su honor, tuve que comerlo, y lo admito, fue una delicia.
Al terminar mi cena volví a casa. Debo agradecerle que hoy sea un chef de renombre.
La gente aun no sabe mi receta para un tuco tan maravilloso: “Le tuque espéciale du pared”.

Una memoria.

Una copa frente a mí, vacía, que nada me dice ni nada hace. Yace, solitaria, esperando su calor, sus labios, su sonrisa. Ya no la escucho, no puedo encontrar su voz en ninguna melodía, en ninguna canción.
Los días son más cortos y las noches más largas, mis pensamientos inundan mi conciencia y nada calma. Mis lágrimas rondan por mi piel, buscando su boca,
que siempre las hallaba.
Ya no hay un hombro para descansar mis penas ni mis odios, ya nadie me escucha ni nadie me da el calor del crudo invierno. Crudo infierno.
Recuerdo mi cuerpo con su cuerpo, sus caricias erizando mi espalda, murmurando palabras que sollozaban mis pensamientos, que regocijaban mi alma en una cama de nubes.
Ya eso no existe, un pasado que inevitablemente ha terminado. Mis lágrimas no frenan, mis penas florecen como cánticos primaverales y mi camino es un circulo.
Miro el amor que ronda las calles de noche, que solo memorias trae, donde sucumbo una y otra vez, donde no parece haber espacio para mi.
Si tan solo estuvieses aquí, solo una vez mas, diría tantas cosas que hasta la muerte nos dejaría solos.

Por lo que alguna vez fue, y ya no lo es…ni lo será, salud.