No existe ninguna analogía política. Un
choripan masticado y olvidado, con el tomate aplastado escapándose por un
costado, la lechuga mordida y la mayonesa fusionada con el pan. Como un centro
de mesa que reposa en la fiesta, un suvenir que no se entrego porque tenía la
manito rota. Y ahí quedo, hasta que la basura se hizo cargo de todo.
Pero, el problema nace, de que dije no
dejar ni las migajas del pan en la mesa, y termine también en la basura. Hable al
pedo, como el ideal mundano de decir ser, y hacer, lo que en realidad jamás
será ni se hará.
Días antes de esta fiesta, me encuentro acostado en la cama con la pierna hacia arriba
apoyada sobre la ventana, un montículo de hielo cerca y la lluvia más fuerte, y
única de los últimos dos meses, se acurrucaba en una sinfonía nocturna de
Chopin (y Chopin, no Bach, por mas que sea un amor, me lleva a un trip de
Salvia Divinorum, los ojos de la pastora, que fue un copy cat de Paprika, del
maestro en todo Satoshi Kon, pero en momentos prefiero olvidarlo. Anime real a
la 30x).
Con el frescor de la lluvia en la pieza y el
dolor de la pata torcida en una misma escena que se repetía cual loop en el
patio y en el alma, entra Nekro con una bandeja de sustancias y me pregunta
“-Como tá el pie ese”
Respondo con la boca cerrada mientras acepto
su jugo de aloe vera con naranja, que ya de entrada sabía que le metía unas gotitas de ginebra
“pa’ que tire pa’ rriba” como siempre decía, “en honor a lo’ grande’ ginebrero papá”.
Cuantas veces habrá dicho, que Luca
Prodan, el mas grande, pone una mortal sobre la ginebra en La Rubia Tarada
cuando dice “Basta, me voy, rumbo a la puerta, y después a un boliche a la
esquina. A tomar, una ginebra con, gente despierta, esa si que es Argentina”. Y no lo dice al pedo, para nada. No conozco
Belgrano, pero dicen que no da. También 2 minutos tiene un par de odas en pos
de ella. Y hasta un poco de blues mexicano, Real de 14 romantiqueando un Beso
de Ginebra ,
“Tú, ardiendo,
en un beso de ginebra,
tendida en el
anochecer,
en el fuego del
amor se quemó mi porvenir”.
“¿Tene’ ahí la de Mestre?”- te tira cada
tanto también, riéndose como el solo. Cordoba da para todo parece. Y Nekro, que
es un modo amistoso de llamarlo, que le gusta, tiene una historia en esta
capital del cuarteto.
Nos conocimos en la sala show por la
Sargento Cabral al 1700 donde proyectaban “Schramm y Nekromantik” en una doble
función de sadismo, con un show de teatro anterior en la que se arrojaban
basura mientras se masturbaban. Éramos cinco adentro. Un público difícil pero
que sabe apreciar, y aplaudir. A la mitad de la proyección de Schram, cuando el
tipo se clava los testículos contra la mesa mientras desflora un cuerpo
mentalmente (aparentemente), uno de los que estaba atrás mío se prende un porro
y le pido una seca. El Nekro. Ahí nació
la primer charla, y una amistad. El sobrenombre viene de que, además del
popurrí en el show, era un actual necrofilico, y asiste a un grupo de ayuda religioso.
Pero más para sacar “data” que para rehabilitarse. Cuando te invita, “vamo’ a
tirar unos tumbos” no es exactamente lo que para la mayoría significa. Y más de
uno le ha aceptado la invitación según cuenta.
-“No te asustaste cuando te lo dije, ta piola. Depue’ tiramo uno’ tumbo por ahí”.
Hoy vivimos juntos, y lo único extraño de
todo su ambiente es cuando vuelve de sus cacerías; se pone a hablar en voz alta
mientras duerme, y mantiene conversaciones sobre lógica y matemática con un
supuesto viejo que usa el mismo calzón hace setenta y cinco años. Pero no sabe
darme detalles de él porque jamás lo vio ni recuerda haber soñado algo así.
Merece una filmación.
Antes de irse de la pieza dice que es la
fiesta de Martin, el ayahuasquero percusionista que pinta murales para subsistir.
Y nos invita a la choripaneada.
Mi esguince había leveleado, pasada la
etapa del villano rengo, The Usual Suspect, y volvía a entender lo que era ser
humano. Dos semanas de cine y porro, acostado, con un pie inflamado, solo
sirven para querer romperse de nuevo y no parar de hablar sobre lo mismo: cine. Aunque convengamos que entra en la
normalidad, cine, drogas y que en el bondi del 41 se te siente una vieja a
decirte que “estas muy croto y no pareces un chico croto. Comprate ropa nene,
que haces con la plata…”
Camino a la fiesta en el 24 voy sentado al
lado de Martin, Nekro solo al fondo mirando por la ventana con cara de
nostalgico, la lluvia sigue chapoteando. Se sube un pibe con un contrabajo que
rozaba el techo del bondi, y por lo
visto iba al mismo destino que el nuestro. “Voy a tu fiesta sorpresa
Martinucho”. Pobres organizadores de fiestas sorpresa.
La fiesta era, o fue, un éxito absoluto. Hubo una charla sobre Tony Gatlif con el del
contrabajo, ya que en un momento se armo una banda, bien Jam la cosa, con dotes
de música peruana, pero también sono el bello ritmo balcánico. Nos recomendamos
“Latcho Drom, Swing, Gadjo Dilo” y después con Emir Kusturica. Para mal de
males uno que le metió a la percusión dos horas seguidas se levanta la chomba
transpirada y muestra un gigantezco “FANFARE CIACORLIA” en el pecho. Tenía más cara de gitano que los gitanos que
venden autos. Casi le beso la mano.
Mujeres que bailaban Afro, una casa con
muñecas de los años 30, flores de maria, una cámara nueva, pero algo
estrepitoso sucedió y me colgó la noche. Una frase del Nekro que quedo rondando
los malos agueros. Entre medio de la
jam, la ginebra que llevamos y ya casi habíamos terminado, el vino que nos
convidaban, el se armaba su tercer choripan diciendome:
“Si no te come’ ese medio chori que
dejaste ahi, depué te va’rrepentir, y vai a cagar con to’”
Mi mente empieza a divagar en una luz del
patio donde estamos, esta suelta porque quisieron poner un globo y casi hacen
cortocircuito en la casa, y con ella me voy a la frase “vai a cagar con to” que
el Nekro me tira. Pienso en la cantidad, severa, de situaciones que llegan a la
mitad o jamás se cumplen, pero son dichas como si conociésemos el futuro. Pero
no es solo el hecho de crear un momento que aun no existe solo con palabras,
sino el siquiera acercarse a cumplir con esas palabras. Como si lo que uno dice
no cuenta en el futuro ¿Para qué decir hacer lo que jamás se hará?
“Tengo un hambron que me clavo tres
choripanes”, pero solo fue uno y medio, “ni las migajas dejo”, y quedo en la
basura. No es una mentira completamente, pero si una exageración, la cual está y existe por todos lados, en todas las
situaciones, y nunca nadie se hace cargo. Los famosos “planes” que jamás obtienen
ni un boceto. Solo algunas efímeras palabras dichas de manera emocionante, como
cual borracho verborragico, o simplemente, un fucking poser. Por supuesto, es
estúpido pensar en un choripan quedijiste comer, y nunca comiste, pero la
analogía está. Señores y señoras, bienvenidos al caretaje de decir lo que nunca
vas a hacer, ni ser. Aquí no es un “ser o no ser” aca es un “decir ser para que
crean que sos”.
Pensandolo, esto no sucede en el sexo,
todos quieren terminar con su orgasmo, y si bien muchos hablan de más, casi
todos entienden que es una cuestión de placer, y ahí, hay que “acabar” con todo.
If you know what i mean (of course you fucking do). Al menos el hombre en esa la asegura (aunque
admito haber sido rechazado asquerosamente de muchos modos, mi suerte), porque
la mujer no siempre se ve satisfecha en la culpa del esfuerzo masculino pseudo precoz que no provoca nada y
el despertador suena antes de tiempo. No calientan ni la pava, y la piba
termina masturbándose mientras el perro duerme. El disimulo en estas cosas, es
también parte del invento, un arte en si,. Otra historia es la relación
homosexual, supongo, por la retroactividad, if you know what i mean, otra vez.
Entonces, ¿qué sucede con decir y hacer
solo un poco del todo? ¿Para qué nombrar un hecho que jamás va a siquiera
existir? ¿Cuál es la necesidad de ficcionar un momento futuro personal que
nunca acontecerá?
Digo ser, pero luego resulta que ni siquiera
existo, porque lo que dije, se fue con el viento. Y se supone que todos somos
políticos. Yo digo que somos creadores de Marketing personal, porque vendemos
una imagen que no es, sino una que quiere ser, pero que no llega a más que la
comparación con una semilla de un árbol que no existe. Me cago en Shakespeare
hermanos y hermanas, metió una duda donde no iba.
El ego nos considera superiores a la
situación pero estamos enredados en un mar de calumnias propias, ajenas, por lo que aunque no seamos, debemos aparentar
ser. Un glotonero, o un maestro de las artes visuales paranoides y genio del
cut up surrealista. Con boina y bigote 2014. Aunque ningún bigote hasta el
momento ha demostrado, de manera práctica, con al menos una señal, que un
hombre de bigote es un genio porque dice serlo, “¡pero si lleva un bigote
hombre! Qué cosas dices.”
No hay peor que aquel que dice ser lo que
jamás será.
Confucio decía que debería uno
avergonzarse cuando las palabras son mejores que los propios actos. Esto es, a
palabras como si Nekro hablase por mi,:
“no hable’ al pedo mijo”.
Salgo del delirio de esta mentira porque siento
que chocan mi brazo. Estoy bailando en un bar a lo Enter The Void, pasaron
muchas horas, y el ritmo es un psytrance oscuro, duro, que junto a otras veinte
personas que saben moverse acompañan el cuarto. Un tanque de birra la mitad y
alguien apodado Frankestein baila frente mío, que mirándome fijo pregunta, pero
a su vez afirma, “¿te gusta esto no?”.
Una absoluta locura cósmica de música, que
normalmente se escucha en las sierras, como San Marcos, pero ahora, en un
cuarto oscuro en plena ciudad.
Frankestein me charla un poco mas, es de
Hungria, me recomendó Bela Tarr, “ya he
visto al loco de Taxidermia y Hukkle hacer magia en la cámara” le digo. Y también
me habla sobre algunas bandas de rockabilly en su país. En Hungria bailan
Rockabilly.
Nos echan del bar hip-hopeando, “Vos tenés
que irte de acá, y la salida se encuentra por allá”.
Afuera el Nekro me mira con cara suspicaz,
a sabiendas de que yo estuve parafraseando todo este tiempo mientras el mundo
garchaba alrededor mío, o por ahí no pensaba ello pero en su mirada creo ver la
complicidad de mi propio engaño en todo este juego, individual como el
desquiciado numero 9 en el tarot.
Luego desaparece con varias mujeres, como
fundidos en una niebla del Desierto Rojo, y mi esguince avisa con un color vioelta
fuerte, que tal vez, debería volver a casa, en taxi, vendarme y esperar la
próxima lluvia (dos semanas después y aun no llegan las gotas, el hastío de
pensar en besarte bajo un relámpago y abrazarte en el trueno es insoportable.
Perdon.)
La noche no daba para más. Al final, creo
que todos nos vamos a cansar de “no ser”. Debería ser ley:
“El que quiera ser que sea, y el que no,
que calle, hasta que sea, o multa”.
Si fuese político la aprobaría, y te
pediría, que me dejes llevarte hacia donde voy, si al final, nada es real, ni
nada de lo que pensás…