Afuera llueve, se escuchan pasos acercarse, se abre la
puerta de un auto, un hombre entra, suena el aviso de una puerta abierta mezclándose
con una canción; el hombre enciende el auto pero avanza poco, mucho tráfico,
mucha lluvia. Una mujer acostada en los asientos de atrás, tiene una pierna apoyada
en la rodilla de la otra, sostiene una carpeta, dibuja un paisaje rural; el
baja el retrovisor para mirarla, acelera y avanza un poco, frena, la vuelve a
mirar, salta al asiento de atrás y aplasta a la mujer, le da un beso, y otro.
Ella dice “nos van a tocar bocina”, el responde “hagamos que festejan nuestros
besos”; se besan mas, las bocinas empiezan a sonar, ella lo empuja y dice
“dale”, el salta como una pantera hasta el asiento del conductor, acelera unos
metros, vuelve a frenar, suspira; mira hacia el costado, baja la ventanilla y
saca la mano, junta agua y se la lleva a la cara, “me mojas el dibujo y vas a
tener que comprármelo” dice ella. Sube la ventanilla, vuelve a mirarla por el
retrovisor, le pregunta “¿nos conocemos?”, ella responde “no”, el gira su
cabeza hacia ella “¿dónde vamos?”, “a casa” le dice ella, “entonces nos conocemos
y no me querés decir”;sube el espejo retrovisor y avanza unos metros más,
vuelve a frenar, suspira, se apoya en el volante y dice “ojala supiese
dibujar”, y ella le responde “yo no sé manejar”.
Deja de llover, un
cartel de neón azul ilumina dentro del auto, y el departamento del frente, y el techo
del edificio, donde un niño con un gato salen del escondite, y empieza a chapotear los charcos mientras el gato huye. El hombre sigue apoyado en el volante, mira hacia arriba,
“se asoma la luna llena” dice, ella suelta el lápiz y se apoya detrás del asiento: “eso rima con heladera
llena”, y el acelera otra vez, suspirando, pero ya no frena, y el niño desde el techo saluda a los autos alejarse
mientras chapotea con sus pies el reflejo de la luna, y ella se deja caer en los
asientos de atrás y repite “heladera llena…” y suspira, el sonríe.
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