17 abr 2011

Hotel, hotel.

Un sommelier se desconcentra al ver entrar una mujer de minifalda, escupe el vino sobre la mesa y canta un poco de Horacio Guaraní.

Mujer bella que camina hacia un sin fin de lujuria, piensa el tamaño del pene que tendra el sommelier, perdiéndose en una cortina roja.

Una pileta inmensa abordaba sobre el sótano, no se usaba debido al alboroto que existía en el hotel. Prohibido ingresar en horario adecuado para fumar cualquier suplemento natural liberador de conciencia. Cigarrillo en el cuarto, ceniceros en la mesita de luz.

Nescor era el dueño, poco conversaba, le gusta enojarse facilmente y demostrar ser un estúpido. Soltero, pajero y molesto con el rápido pasar de los días.

Habitación 8-9 con 5 camas, sobre un piso desteñido, semejante a limpio. Espejo gigantesco permite ver la desnudez drogada de un cuerpo puesto a prueba. Acaso no recuerda a grandes héroes inyectarse, masturbarse, aspirar cada limite entre la vida y la muerte?

Una ventana con vista al techo vecino. Gatos por la noche cruzan y no se cuanto mas vivirán.

Ron, sandwich picante, cerveza, todo esto y aun desconociendo el mundo. La sabana ya huele mal.

Un mozo se acerca a la habitación golpeando falsamente mientras recita una historia de viaje donde el tiempo no para.

Era un cuarto de muchas camas, y yo vivía en el piso.