El torrente de sangre que solo habla del amor, y
del amor, y te hace pensar en el amor de otros y en el amor que vos tuviste, en el amor que otros tienen y el que
otros quieren, sin olvidar, el que nadie necesita. ¿Para qué? Para el mismo desazón
de un colectivo que nunca pasa, de una vieja que nunca muere, de un vodka sin
hielo, de un piano sin melodía, de una
frase trillada que alargan las horas frente al humo vacio.
Hay un hijo de puta preocupado por las piernas
largas, escondidas en un largo velo nocturno, como si Bach estuviese recitando melodías
al oído para no frotar el cuerpo por el piso, entre las colillas de cigarrillos
que ayer se cayeron, sin querer, por la pesadez de la vida, que si parece
sobrarle algo es saliva y mal humor...
Declarándose impotente sexual ante la situación
del acercamiento pseudo-sexual y animal, el aire fresco del cielo azul y las hojas
de otoño marrones que hacen ruido al pisarlas es la respuesta. Unas palmaditas
en la espalda que decretan el fracaso. Toquecitos de ella, con uñas largas
pintadas como un corcel rojo rubí. Juliette en desacuerdo (me mira), y locuazmente
grita levantando su pollera, implorando lamer su clítoris durante veinte minutos
en el ambiente más acogedor del palacio, donde se reflejan los cuadros de
Caravaggio acompañando el sonido del ruido (un placer que los mortales
indefensos sabemos apreciar, desnudando nuestras humildes depravaciones, me
dice).
Y el amor murió por allá, en aquel renglón....
Volvamos a sentir esa ternura de carne, entre
pelos largos olvidados en la sábana blanca, cabellos de color negro, rubios,
colorados, una funda de almohada arrugada entre la pared y el colchón, los vasos
de plástico casi llenos chorreando por un brindis llamado "estrujón de
placer ebrio en nombre de Baco", y los gemidos de la caricia que se
repiten, fantasías del sadista encerrado por delirio cósmico. Quedan las manos bailando solas, y los pies hablando
mil lenguas, pensando que el extremo del cigarrillo jamás se rendirá.
Pero debo preguntar, oh, amor, aquel que
entraña las mas bastas y baratas artes, los mas bastos y atrevidos corazones,
amor de ayer, amor de hoy, amor del mañana:
- Si tan real eres como las certezas que dan
los poetas, ¿por qué no atreves a desaparecer y permanecer en la vasta
insignificancia?
Y el eco replica:
- Soy parte del ruido en el aire, y del
silencio en las palabras.
Quien ose ignorarme enloquecerá, quien ose buscarme
padecerá.
PH: Anatole Estudio en https://www.facebook.com/pages/Anatole-Estudio