En días como éstos donde lo privado del pueblo es de todos, pero lo privado del sistema es exclusivo de unos pocos. Que no muy bien sabemos quienes son, y aunque lo sepamos, nadie hace nada porque el asado del domingo no-se-pos-ter-ga.
No puede el pestillo de la puerta transformarse en un miedo a ser observado. El espacio físico cuando se ve plasmado de información que no necesitamos, pero está, para crearnos su necesidad. Puede incluso, haya alguien en mi armario en este momento. Vos anda tranquilo, destapa las antenas parabólicas y usá un colador de metal, tapálo con papel de aluminio y ponelo en tu cabeza; a luchar de que nadie se entere lo que pensás. O eso dicen al menos, y es suficiente. Vos hacélo, tranquilo, en tu casa, y no vuelvas a aparecer por acá.