Unas camionetas se pasean por la calle, tienen dos megáfonos en su techo, uno grita nombres, el otro grita apellidos. A la gente parece interesarles. Es un momento de mucha alegría festiva déjenme decirles, la sociedad se abastece de hojas y lapiceras, saltando en ritmos invisibles. Algunos mas osados con un lápiz escriben la pared. Buscan un nombre y un apellido que les guste, para luego encontrar una persona que les pueda decir cosas del pasado o crear un futuro utópico persona que tenga la misma combinación, y charlando buscar su realidad, su existir, decorando una historia de como vivió, cuantos hijos tuvo, cual era su comida favorita. Tal vez debería hacer lo mismo, pero lo voy a escribir en mis brazos.
-¡Francisco! ¡Juan! ¡Roberto! ¡Alejandro! -grita el megáfono de la izquierda. Me gusta Roberto.
-¡Goya! ¡ ¡Miro! ¡Santoro! ¡Casona! - grita el megáfono de la derecha. Elegiré Santoro.
Ahora debo encontrar una persona
o tal vez más,
con los mismos nombres,
y buscarlo,
volver del olvido,
traerlo en un recuerdo.
¡Roberto Santoro!
No hay comentarios:
Publicar un comentario