8 ago 2013

Quería especular acerca del modo mas perfecto de simular la realidad, denegando el stress corporativo de los gritos que se anuncian en la television, y en las pancartas de la calle, con pegatina y engrudo, observandonos, como el gran hermano de la actualidad, aunque mas bien parecido al primo segundo que ni se sabia que existía, viviendo en Comodoro Rivadavia, y trabajando en un pozo lejano, a las seis de la mañana, para después de semanas transucurridas encerrado en la base, cojiendo entre compañeros, degustando la homosexualidad inocente, escaparse a gastar el ingreso en merluza recién bajada del puerto.
Con aroma a Colombia, y candombe del bueno.
La calle enseña que todo es real, y que nada no-sucede, ni subsixte, como cual héroe aristócrata atropellando un zanellista sin remordimientos, de cara a la To-yo-ta, la so-ja y un poco de sangre al que reclama concientemente por la muerte de uno más. Y ellos dicen uno menos.
C'est la moralite del humano conquistador, de plagas, plagios, en el plano corazón.
Pobreza del alma y riqueza del horror.
La sangre de hoy.
Blanca en el corazon y roja en el alma.


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