22 nov 2010

Remedio sin cura

En los cuartos pintados de rojo se rodean los deseos de mujeres que en su belleza trastabillan el cerebro. Por doquier
se guarda el aroma a cabello suelto, a tobillos descubiertos, a manos que excitan y hacen girar los hielos de un
vaso con ron.
Las palabras van en circulo sobre una mesa rectangular, todo resulta ser parte de una sonda rapaz constante, en armonía.
Ella y mas acá, aquella y por allá, todas ahí, el, la antena parabólica que recibe en agonía. Buscando el tacto con cada letra, sentirse un poco mas infinito.
Espera no olvidarse del amor buscando la esperanza en su imaginación. En la tristeza del día por olvidar despedir la luna.

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