11 sept 2011

Lluvia




Sin cigarrillos, tres de la mañana, una molestia divertida. La calle tiene el frió acogedor de no conocer el sol por unas horas y los pasos sobre ella le dan un regocijante placer. Compartido.
Ya en el camino veo un transgenico en la parada de colectivo vendiendo biblias de cartón, cruzo dos señoras viejas gemelas escuchando Led Zeppelin con los mini-parlantes móviles, y un perro siguiendolas con aullidos graciosos.
Entro al kiosco salvador, pido mis cigarrillos, y veo una cara redonda con los ojos rojos a mi derecha. Era un taxista, tonada Polaca, pidiendo que le compre un whisky barato. Consigo un Doble V y me quedo con el vuelto, veo al polaco alejarse, apoyarse en la ventana de su auto y bajar la botella por la mitad de un sorbo.
Volví a casa que solo estaba a unos metros sin pisar las rayas de los mosaicos.
La libertad es una lluvia de locura, y a eso le temen.

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