26 feb 2012

Carta de una esperanza fingida

Tengo mucho para contarte, pero ahora se hace tarde. El baño hace ruido todo el tiempo, es imposible frenar el agua del inodoro, no para nunca. Cerre la llave de paso pero igual sigue emitiendo chasquidos constantemente, parece una persona que caga todo el dia.
Vino tu amiga Anto, solo dijo que no sabe de vos y estaba preocupada. Igual solo la atendí por el portero así que no hable mucho con ella.
La idea era hablar sobre algo antes de que se haga mas tarde, de lo que ya tarde se ha hecho. Tus papás estuvieron muy molestos durante esta semana que los dejaste acá, sabes como son, encima con olor a viejo de oficina, impregnaba la pieza, encendí mas de veinte sahumerios. Aparte, tu mama lleno la casa de cruces. La casa parece un santo grial, falta que vengan las templarios. No entiendo como alguien como vos puede ser su hija. Mi Sodoma-Gomorra.

Voy a los hechos. Estuve con tu padre a solas, le dije que íbamos a charlar del partido entre Racing e Independiente a la noche, así nos relajábamos un poco y bebíamos algunos tragos mientras esperábamos a tu mamá. Dos cervezas riéndonos y pasando un buen rato, pero tu papa se emborracho rápido y empezó a chacharear sobre una noticia que pasaban en la televisión de unos tipos que traficaban cocaína por el lago de Bariloche. Para mi tu viejo se daba de pendejo, estaba muy tenso y se tocaba la nariz. Aproveche que estaba distraído, agarre la cabeza por atrás y clave uno de esos Shushitzu, los que están guardados en el entrepiso, y se lo clave al costado del cuello, a la altura de la yugular. Fue mas fácil de lo que esperaba, se deslizo como en carne tierna, una vaca embarazada. Me senti a-li-via-do, como para explicarlo en palabras. Cayo al piso y gritaba con un sonido irreproducible, de película de terror japones, saturado, manoteando al juego del ahogado para llegar al cuchillo pero no llegaba ni a la espalda, caía en el piso otra vez y seguía gimiendo esos gritos callados. Agarre un Shushitzu mas grande y se lo clavaba en la espalda, siempre la misma fuerza pero en distintos lugares. Hacia un sonido como de esos que hace tu concha cuando esta muy mojada.
Me quede mirándolo, estaba ciego, me tape la boca con la mano, le temblaba el cuerpo como un epileptico, corría sangre como un trapo de piso que no aguanta la lluvia, hasta que dejo de moverse, y no había mas sonido que los grillos afuera y la tele que pasaba videos graciosos de internet. También se oía el viento, estuvo soplando muy fuerte durante todo el día. En el trabajo tuve que ayudar afuera porque se volaban los carteles. Un día complicado para todos.
Después entro tu mamá con cara de culo, como siempre, gritándole a tu papa sobre como ella estaba pagando los impuestos y la comida, que era un vago de mierda que se retiro muy joven del servicio militar. El estaba metido en la heladera con las piernas afuera, parecía buscando un sanguche de gula por la madrugada. Lo puse así para sacarle algunas fotos, me resultaba interesante el contraste.
Cuando se cansó de gritarle, (nunca los escuche discutir sobre sexo, ¿cojen tus viejos?) vio la sangre en el piso, empezo a hacerme preguntas extrañas, me puse nervioso y le pegue en la cabeza con un martillo que estaba sobre la mesa. Ya en el piso, segui golpeandola con mucho odio, como a un melancia de vino blanco, color rojo, chorreando perfume de 212 falso. No se quejó ni se movió, la calma después de la tormenta.
Los deje asi, y me puse a escribirte. Creo que aun estan discutiendo cosas sobre las compras del mediodia. Me tienen miedo. Ya no estoy borracho, estoy muy bien, fumo menos, trabajo mas, me hago la paja pensando en vos y no con las revistas que compre. ¡Eso debería encantarte!
Espero la estés pasando muy bien. Muy bien no la estoy pasando esperándote. Te extraño. No te enojes conmigo.
Te amo mucho.
Tuyo, siempre.

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