25 nov 2009

Una memoria.

Una copa frente a mí, vacía, que nada me dice ni nada hace. Yace, solitaria, esperando su calor, sus labios, su sonrisa. Ya no la escucho, no puedo encontrar su voz en ninguna melodía, en ninguna canción.
Los días son más cortos y las noches más largas, mis pensamientos inundan mi conciencia y nada calma. Mis lágrimas rondan por mi piel, buscando su boca,
que siempre las hallaba.
Ya no hay un hombro para descansar mis penas ni mis odios, ya nadie me escucha ni nadie me da el calor del crudo invierno. Crudo infierno.
Recuerdo mi cuerpo con su cuerpo, sus caricias erizando mi espalda, murmurando palabras que sollozaban mis pensamientos, que regocijaban mi alma en una cama de nubes.
Ya eso no existe, un pasado que inevitablemente ha terminado. Mis lágrimas no frenan, mis penas florecen como cánticos primaverales y mi camino es un circulo.
Miro el amor que ronda las calles de noche, que solo memorias trae, donde sucumbo una y otra vez, donde no parece haber espacio para mi.
Si tan solo estuvieses aquí, solo una vez mas, diría tantas cosas que hasta la muerte nos dejaría solos.

Por lo que alguna vez fue, y ya no lo es…ni lo será, salud.

No hay comentarios:

Publicar un comentario